Publicado en Estepona Información el 25/03/2006LO PÚBLICO Y LO PRIVADO
Estas palabras se repiten constantemente cuando de política se habla. Todo el mundo hace uso de ellas, y algunos, muchos, de los políticos que nos toca sufrir tienen una permanente confusión, casual o deliberada, respecto a lo que estos términos significan.
Es frecuente oir frases hechas como “el bien de Estepona”, o “lo mejor para el pueblo” aludiendo, precisamente, al uso de bienes públicos en beneficio muy determinado de intereses privados.
Uno sabe que no existe nada parecido al “bien común” que pueda ser global, para todos sin excepción. Y lo sabe por formación ideológica y política, y también por ser usuario del refranero popular español. “Nunca llueve a gusto de todos”. Yo añadiría, “imposible” que llueva a gusto de todos. Así, todo aquel político que utiliza esas expresiones comunes para hacernos creer que trabaja para todos y cada uno de nosotros es, o un ignorante (casi nunca) o un mentiroso (casi siempre).
Dos casos de actualidad ilustran excepcionalmente una suerte de mentiras que mi suspicacia habitual se niega a calificarlas de bienintencionadas. La por ahora frustada recalificación de Selwo, por un lado, y la propuesta de permuta de las vías pecuarias, por otro.
Así, hemos tenido que oir que la generación de plusvalías multimillonarias en el mercado inmobiliario destinadas al enriquecimiento de una empresa privada, es “lo mejor posible para Estepona”. Aún cuando todos sabemos que sería a costa de algo incuestionablemente de todos, como son los terrenos donde se asienta Selwo, patrimonio público.
Algo parecido se nos dijo cuando la solución para la ocupación de las vías pecuarias era, ni más ni menos, que vendérselas a bajo precio a sus ocupantes. Las vías pecuarias también son de todos, no hay ninguna duda de que son patrimonio público. La enajenación de las mismas supondría que unos pocos propietarios privados pasasen a ser dueños de lo que ahora es de todos.
Parece que la presión política y el escándalo han frenado las ansias “benefactoras” de nuestros gobernantes municipales respecto al caso Selwo. Pero aún no ha quedado resuelta de igual manera la insólita propuesta del concejal Rodríguez Ortega de “permutar” dominio público municipal por dominio público andaluz.
La segunda parte de esta aparentemente absurda operación de trueque es la que hace que más de veinte colectivos de toda la comunidad andaluza nos hayamos planteado evitar que siga ni siquiera rondando por la mente de tan preclaro concejal.
Su idea es subvertir absolutamente el espíritu recuperador del medio ambiente que inspiraba la Ley de Vías Pecuarias, para convertir, de nuevo, en privado lo que ahora es público. Con la sospecha que yo añado, mal pensado que soy, de que algunos grandes propietarios cuyas fincas están atravesadas por veredas públicas y en proceso recalificador puedan encontrarse, a precio de rústico, con importantes viales privados para integrar en sus montones de lujosos ladrillos.
Todo esto, lo de Selwo y lo de las vías pecuarias, son cosas que sólo se le puede ocurrir a estos políticos que vinieron de la negación de la democracia a gobernar nuestros municipios. Es lógico que los que crecieron ideológicamente a la sombra de Jesús Gil piensen que todo es privado, y que el “bien público” sólo sea algo para decir en la tele.
Pero menos lo entiendo de esos políticos que dicen ser socialistas y obreros. Mal se conjugan esas palabras con el promover que unos pocos se beneficien de lo que es de muchos. Y si puedo justificarlo de aquellos socialistas de aluvión, como nuestro alcalde, me es absolutamente incomprensible el silencio cómplice de aquellos otros que sí que albergan en su interior ideales de progreso y justicia social.